Para entender qué siente una mujer que ha sufrido un aborto espontáneo tienes que haber pasado por su misma situación.
Puedo describiros las sensaciones que he tenido después de 3 abortos, pero jamás me acercaré al inmenso vacío que se llega a sentir.
Mi primer aborto fue después de haber tenido a Sarah, mi primera hija. Ella tenía un año y medio cuando me quedé embarazada. Pero a los pocos días empecé a tener pérdidas debido a un hematoma retrocorial. A pesar del reposo absoluto, a las 8 semanas, cuando ya lo había visto en la ecografía moverse, tuve un aborto retenido. Llevaba días sangrando muchísimo hasta que empecé a sentir mucho dolor menstrual y me confirmaron, en el hospital, que lo había perdido.
No puedo explicar con palabras aquel desamparo que sentí, no podía creer que mi bebé, al que ya imaginaba en mi vida, había dejado de vivir dentro de mí, en silencio. Y con esa angustia desconsolada tuve que ir a quirófano a que me realizaran una aspiración para evitar infecciones.
El miedo invadía mi cuerpo, era algo desconocido, sentimientos difíciles de digerir, hasta que desperté de la anestesia. Me sentía confundida, todo había pasado muy deprisa.
La tristeza duró mucho tiempo pero cada vez quedaba más adentro. Me sentía incomprendida, en el hospital me decían que era muy joven todavía, que ya tendría más y en casa acompañaban mi dolor queriendo verme bien pronto. Además mi hija necesitaba a su madre contenta, así que guardé mi pena y seguí mis días aceptándolo de alguna manera.
La matrona me dijo “el cuerpo es muy sabio, si lo has perdido es porque no vendría bien”.
Volvimos a intentar un embarazo cuando ya había pasado más de un año, el aborto ya no era reciente y me sentía con fuerzas, no me tenía porqué volver a pasar. Pero a las 5 semanas, a los pocos días de enterarme del positivo, volví a sangrar y lo perdí rapidísimo, esta vez lo expulsé yo sola.
Los médicos seguían diciéndome que podía ser casualidad y que hasta el tercer aborto no hacían pruebas. Me dijeron que esperara un mes para volver a intentarlo.
A los 2 o 3 meses lo intentamos de nuevo y me quedé embarazada rapidísimo, pero fue enterarme y perderlo, casi ni nos dimos cuenta.
Esta vez sí que nos escucharon más los médicos y empezamos a buscar el motivo de mis abortos.
Analíticas a los dos, ecografías, etc. Todo daba bien. La hematóloga nos propuso un tratamiento experimental que funcionaba en muchos casos sin tener diagnóstico y aceptamos.
Nunca olvidaré esos días, esos en los que me tiré casi todo un embarazo de reposo por amenaza de aborto, sí, fue en mi 5º embarazo, mi segundo hijo que ahora tiene 6 años.
Ese tratamiento fue mi salvación y el que ha hecho realidad mi sueño de tener una gran familia, ahora tengo 4 hijos.
Nunca os rindáis ante un sueño, confiad en vosotras, en vuestro cuerpo. Un abrazo a todas aquellas que están en la misma situación, no es un camino fácil.
Sandra Ss