Por si no fueran pocos los acontecimientos que ocurren en la vida de una mujer tras el parto… Se suma la habitual preocupación por la caída del cabello. Habitualmente, tiene lugar a partir del tercer o cuarto mes, cuando todo parece estar bajo control, surge un nuevo problema. Sin embargo, éste debe vivirse como una renovación capilar que dará lugar a un nuevo cabello, más fuerte, sano y con vida y no debe causar más problemas, aunque en cierta medida dependerá del cabello previo a la caída y si éste asocia alguna enfermedad grave previamente.
Durante el embarazo todo el cuerpo se ve revolucionado por la acción de las hormonas, y el pelo no es una excepción. Esas hormonas son las responsables de que nuestro cabello se caiga menos durante el embarazo: la secreción de estrógenos mantiene casi todos los cabellos en fase de crecimiento o de anágeno y por ello el pelo no cae durante prácticamente las 40 semanas.
Una vez que la mujer da a luz, se observa una caída masiva de todo ese pelo que no se ha perdido durante el embarazo. Si lo normal es que se caigan de 50 a 100 cabellos al día, en esta fase se cae mucho más. Tras el parto, las hormonas se reequilibran y el cabello que había estado detenido en la fase de crecimiento durante el embarazo empieza a caerse de forma bastante repentina y brusca. No es cierto, por tanto, que la lactancia materna sea la responsable de la caída después del parto. Es uno de los falsos mitos que la rodean y nada tiene que ver dar el pecho con que se caiga el pelo. Al revés, en ocasiones, la lactancia materna produce determinadas hormonas que hacen que la situación hormonal no cambie tan bruscamente y en ocasiones la caída del cabello no es tan agresiva ni tan dramática.
En general, podemos decir que la caída del cabello en el postparto no es para preocuparse, sino que es un proceso fisiológico normal y natural que experimenta la mujer después de dar a luz. No existe nada para prevenir o evitar, pero sí existen una serie de recomendaciones que podrían ayudar a que el proceso no sea tan intenso ni agresivo ni se perpetúe en el tiempo.
La alimentación es muy importante, ya que el bulbo capilar se nutre de las vitaminas y minerales que recibe a través del torrente sanguíneo. Es importante una alimentación variada y saludable: aumentar el consumo de frutas y verduras, lácteos y cereales. Merecen especial atención los alimentos ricos en vitamina B (avena, soja, levadura de cerveza, pollo, pescado, aguacates), ácidos grasos Omega 3, presentes en los pescados azules, nueces y en algunos vegetales, así como en minerales como el calcio, hierro, yodo y zinc (carne, germen de trigo, calabaza, maní, ostras, garbanzos, espinacas, etc.).
En la fase de mayor caída, convendría evitar los tratamientos capilares agresivos, el uso excesivo de secador y planchas, y utilizar un champú suave con ph neutro o ácido.
También existen complementos nutricionales para fortalecer el pelo y aportarle densidad y volumen en esta etapa, y muchos de ellos son compatibles con la lactancia materna. De todas formas, si se aprecia una caída muy intensa, que ocasiona verdaderas zonas de falta de cabello o que se prolonga durante muchos meses, consulta con un especialista… Ellos te ayudarán a buscar el mejor tratamiento para ti.
Doctora Gloria Garnacho
Dermatóloga