Es un síntoma muy frecuente en todos los trimestres del embarazo, pero sobretodo da mucha guerra hacia al final. El efecto hormonal de la progesterona entorpece el tránsito intestinal. Además, por la distensión uterina, los órganos intraabdominales se encuentran comprimidos, por lo que el ácido y los jugos gástricos pueden difundirse en pequeñas cantidades a la ultima parte del esófago, que no se encuentra protegido para defenderse de esas secreciones y es en ese momento cuando empiezan los síntomas: dolor tipo ardor, quemazón o punzada en un punto localizado en la boca del estómago que se puede asociar a náuseas y vómitos.
Lo recomendable, como siempre, son los cambios en el estilo de vida antes que los farmacológicos. Por supuesto, al estar embarazada, si fumas habrás dejado el tabaco que también es un irritante natural de todas las mucosas y si no lo has hecho, ya tienes otro motivo para proponerte el dejarlo.
La idea es que el estómago no sobrepase su capacidad, por lo que sugiero comer en pequeñas porciones varias veces al día. Una comida copiosa puede empeorar mucho tus síntomas. Aunque recomendamos que tomes mucho líquido es mejor no hacerlo con las comidas, para no distender el estómago en exceso. Por supuesto, el no subir mucho de peso durante toda la gestación también ayudará a evitar ésta y otras complicaciones.
Otro apunte que recomiendan los nutricionistas es el comer despacio, cosa difícil en estos tiempos que vamos tan acelerados, pero si la comida está “masticada y deshecha” su paso a través del estómago e intestinos será más rápido. Las comidas muy calientes son irritantes naturales de la mucosa esofágica, así que cuidado también con la temperatura de lo que ingieres.
Después de comer, es mejor permanecer sentado, sin tumbarse, durante un periodo no inferior a las 2 -3 horas, para facilitar la digestión de los alimentos. Además, se sugiere tener elevado el cabecero de la cama para disminuir el reflujo nocturno. También evita las situaciones en las que haya presión abdominal aumentada como cinturones apretados, fajas muy compresivas, etc.
En cuanto a los alimentos recomendados, debemos evitar los que tienen mucha grasa, los muy condimentados o muy picantes. Los irritantes para las mucosas como el café, la cebolla, pimienta, el ajo y los pimientos, son los que deberías evitar a toda costa. Los dulces industriales son también difíciles de digerir y provocan acidez, sobretodo el chocolate y los refrescos con gas. En cuanto a las frutas, prefiere las que no sean muy ácidas (evitar piña, naranja, mandarinas, tomate, limón, etc.) y si las puedes comer cocinadas será más fácil su digestión.
Si a pesar de todas estas recomendaciones no controlas los síntomas y se hacen cada vez más intensos, coméntaselo a tu médico, existen fármacos seguros que te pueden ayudar a pasar esta etapa y evitar complicaciones.
Extraído de http://tumesanutritiva.blogspot.com.es/2014/02/reflujo-gastroesofagico-y-nutricion.html