Uno de los aspectos que definen el envejecimiento es el CAMBIO. Los cambios asociados al envejecimiento se producen en todas las áreas de la vida de las personas y todos estos cambios que experimentan las personas a medida que envejecen representan desafíos que afrontar, ante los cuales, las personas debemos aplicar estrategias que nos permitan adaptarnos a ellos.
Por suerte ha podido comprobarse un fenómeno llamado “paradoja del bienestar en la vejez” 1, consistente en que a pesar del mayor número de pérdidas y de dificultades que se producen durante el envejecimiento, las personas siguen manteniendo y, aumentando en muchos casos, los sentimientos de felicidad y bienestar psicológico y esto se debe a que a mayores experiencias vividas, mejor equilibramos las emociones positivas y negativas. Es decir, ¿todas las cosas tienen un lado bueno? De todas las experiencias negativas que podamos experimentar, PODEMOS CRECER PERSONALMENTE, aprender de ellas y ser capaces de valorar positivamente otros aspectos de nuestras vidas a los que antes no les prestábamos tanta atención.
Asumiendo que el bienestar se entiende bajo tres concepciones2, física, psicológica y social, queremos proponeros que os detengáis por unos momentos a reflexionar sobre estos tres aspectos. Cuando uno de ellos falla, los otros nos pueden ayudar a afrontar las dificultades.
- Si me falla la salud, puedo intentar compensarla con una ACTITUD MENTAL alegre o con unas RELACIONES SOCIALES complacientes.
- Si me encuentro algo triste o preocupado, puedo intentar HACER EJERCICIO y pasar buenos ratos con los amigos o la familia, quienes compensarán mi preocupación y harán que al menos, no todo el tiempo haya estado triste o preocupado.
- Si me encuentro solo, porque mis amigos han ido reduciéndose o la familia no se encuentra cerca, BUSCARÉ lugares de encuentro con otras personas en mi situación y trataré de buscar el placer de realizar actividades individuales (leer, escuchar música, pasear, pintar o coser).
Por lo tanto, siempre podemos hacer algo para conseguir nuestro propio bienestar, quedarnos con el lado bueno de la vida y exprimirlo al máximo.
Virginia Fernández Fernández
Psicóloga Clínica y de la Salud. Especialista en Psicología de la Vejez y Adultos
Ana Pastor Barrón
Psicóloga Clínica y de la Salud. Especialista en Psicología Infantil, Adolescente y Familias
1 Mroczek y Kolarz (1998)
2 OMS, 2012