Ya estamos en casa ¡Qué gusto!…Nuestra cama, nuestro baño
Después de la estancia en el hospital tras el parto, cogemos a nuestro bebito, a nuestras dudas, a nuestras inseguridades y nos vamos para casa.
Nuestro cuerpo de mujer se ha abierto para dar a luz a nuestro bebé y poco a poco comenzará el proceso de cerrarse. El periodo de las seis semanas siguientes tras el parto, la conocida cuarentena, es un periodo crucial para la recuperación óptima de la mujer y para fortalecer el vínculo afectivo entre los padres y el pequeñín.
Este es un periodo en el que el reposo, la buena alimentación y una correcta hidratación, el ABC del posparto, son fundamentales para la recuperación de la mujer.
Hay varias tareas que hacer en casa: las labores domésticas, la compra, las comidas… Un bebé que requiere mucha atención y por si fuera poco, se suma, escasas horas de sueño. El cansancio se acumula y las actividades también.
Y de repente ding-dong , las visitas en casa, familiares que no habían ido al hospital aparecen en casa, algunos con niños que quieren jugar, lógicamente, porque son niños , todo lleno de buenas intenciones.
Es posible que pensemos, a priori, que las visitas van a ser muy bienvenidas y puede que así sea, pero generalmente no ocurre de esta manera. Las noches sin dormir se acumulan y la disponibilidad para hacer de anfitriones se encuentra reducida.
Comunicar nuestros deseos y necesidades en estos momentos tan emocionalmente vulnerables, es fundamental para que puedan ser escuchados, atendidos y respetados.
Pero, ¿qué es lo que realmente necesita una familia con un bebé recién nacido? Visitas útiles.
Visitas discretas, silenciosas y de utilidad, que vengan a hacer o traernos algo y se queden poco tiempo. Cariñosamente hemos puesto el nombre a los abuelos de Abuelos tupper, traen comida rica, para varios días. Uhmm, justo lo que necesitan unos padres cansados. Además la compra podría ser otra actividad a asignar a todo voluntario que se ofrezca.
Para que resulte realmente práctico podemos preguntar a nuestros amigos y familiares que días de la semana y que franja horaria son las que tienen libres para poder dedicarnos. De esta forma resulta que, por ejemplo, los martes de 5 a 5.30 va a venir la Tía Conchi, que nos encanta su presencia, para traernos una de esas ricas tartas que ella hace.
De esta forma todo fluiría con suavidad y nos sentiríamos respetados y cuidados en nuestra nueva labor de ser padres.