Levantar al bebé, acostarlo, cogerlo, transportarlo… son gestos que haréis muchas veces a lo largo del día. Como adultos conocedores de las diferentes etapas por las que pasa vuestro hijo, debéis aprender a acompañar, a no obstaculizar ni suplir sus funciones. Recordemos, que cada niño tiene su propio ritmo de desarrollo, que hay que percibir y respetar. Vuestro papel como educadores empieza desde el nacimiento, y durante su primer año de vida habréis influido enormemente en su desarrollo posterior, con la forma de moverlo y de relacionaros con él. Vuestros gestos durante sus primeros meses orientarán su comportamiento futuro. Son vuestras manos adultas las que durante los primeros meses, proporcionarán al lactante experiencias estructurantes y de estabilidad, pero también de movimiento. Es por eso que no debemos considerar al bebé como un elemento frágil, sino como un conjunto moldeable, prestándole apoyos amplios y firmes que le den seguridad (1).
Conociendo la organización de la coordinación motriz, podéis ayudar al niño a “construir” su movimiento y diversificarlo, (2) porque lo más importante es la riqueza de la motricidad, la habilidad manual y la libertad de movimiento que proporcionarán equilibrio y estabilidad, física y emocional. De esta forma, vosotros contribuiréis a darle un buen desarrollo psicomotor, psíquico y relacional, pues todas estas funciones dependen unas de otras, ninguna puede ser totalmente independiente. Existen efectos recíprocos entre el desarrollo corporal y mental, de forma que a través de estímulos físicos, con el movimiento, influiremos sobre el desarrollo mental del bebé (2). Para él, gran parte de su vida es movimiento y su movimiento, será el germen de su personalidad. Por ello, evitaremos cualquier obstáculo a su expresión.
Pero…, ¿recuerdas las etapas del desarrollo de los bebés?
Cuando nacen, vemos como se colocan en posición fetal. Hasta los 6 meses después del nacimiento, es importante que esta posición sea la más frecuente. Esto deberemos de tenerlo en cuenta al cogerlo, al sostenerlo en brazos y al acostarlo.
Alrededor del segundo mes, aprenderán a sostener su cabeza, primero boca abajo y después en diferentes posiciones. Y, posteriormente, descubrirán que pueden voltearse, que pueden reptar, sentarse, gatear y ponerse de pie, para finalmente, caminar (3).
Fuentes:
(1) Michèle Busquet – Vanderheyden. El bebé en tus manos. Editorial Paidotribo. Badalona. 2009.
(2) Maric Madeleine Bézieres, Yva Hunsinger. Aprendo con mi bebé…los gestos de la relación y del bienestar. Editores Independientes. Alicante.
(3) Sally Goddard. Reflejos, aprendizaje y comportamiento. Editorial Vida – Kinesiología. Barcelona, 2009.