-¿Qué es la Dermatitis atópica?
La dermatitis atópica representa una enfermedad de la piel que comienza de manera frecuente en la lactancia (hasta el 75% de los casos) y en muchas ocasiones se mantiene durante la edad infantil. Para su diagnóstico suele ser suficiente con la exploración física y la evaluación de síntomas asociados como el picor.
-¿Cuál es su frecuencia?
En nuestro medio, afecta entre un 2 y un 3% de los bebés y niños. Esta cifra contrasta con la frecuencia en la edad adulta, en la que sólo encontramos casos de dermatitis atópica en el 0,7%.
-¿Cuáles son sus manifestaciones?
Si exploramos al bebé lactante con dermatitis atópica podemos observar en la piel la presencia de placas de tono rojizo con escamas superficiales que pueden aparecer con color amarillento. Habitualmente aparecen en las mejillas a partir de los dos meses de vida. Así, algo tan común como puede ser la costra láctea y que surge en muchos bebés lactantes, se considera una forma especial de dermatitis atópica.
-¿Qué evolución tiene?
Aunque la dermatitis atópica es una enfermedad crónica que cursa en brotes, se suele observar una mejoría con el paso de los años. Por ello, aunque puede verse en la edad adulta, no acostumbra a aparecer en mayores de 30 años.
Puede observarse además una variabilidad a lo largo de las estaciones, con empeoramiento en invierno y mejoría en verano.
-¿Qué tratamiento debe realizarse?
En el manejo de la dermatitis atópica es fundamental conocer que el éxito del tratamiento dependerá de la combinación de una serie de medidas generales (que deberán mantenerse de manera constante) y otras medidas específicas con tratamiento farmacológico (en momentos determinados).
Medidas generales:
Empleo de ropa de algodón, evitando el uso de suavizantes. Baños cortos diarios, con agua tibia y empleando jabones neutros (evitar lociones y perfumes).
Emplear cremas hidratantes a diario, a pesar de no observar sequedad de la piel.
No es preciso realizar una dieta específica en los pacientes con dermatitis atópica, ya que no se ha demostrado hasta la fecha la asociación de determinados alimentos con la enfermedad.
Respecto al tratamiento farmacológico, lo más recomendado es acudir a la consulta del especialista para que establezca el tratamiento adecuado a cada caso y niño.