ACTIVIDAD 1 CONSTRUIMOS UN MERCADO
El juego simbólico es tan bonito…Es la expresión de cómo perciben los niños a los demás, los roles de otras personas y cómo sienten que se desenvuelven otros en sus acciones.
Los niños tratan de imitar a los demás y son capaces de ponerse ese disfraz para creerse que verdaderamente son esas personas.
Este momento es perfecto para que los adultos podamos observar y entender cómo los niños van integrando los aprendizajes de vida y los roles de cada uno. Nos puede proporcionar información muy valiosa, por ejemplo, sobre cómo integran la figura de la madre, representando lo que es para ellos. En el juego simbólico, ellos imitarán el rol de madre y nos darán muchas pistas sobre cómo hacemos las cosas con ellos como padres.
También nos proporcionará mucha información sobre cómo sienten a otras personas y cómo entienden sus funciones.
El juego simbólico se trabaja durante toda la etapa de infantil y se hace muy interesante cuando empiezan a relacionarse con sus iguales con cierta soltura. Es un gran recurso para trabajar el pensamiento empático y ver diferentes perspectivas desde el juego.
¿Qué necesitamos para construir un mercado?
- Una caja de cartón grande 60x50x50 para el tenderete.
- 9 cajas de cartón pequeñas 15x15x10 para la fruta y verdura
- Pintura de dedos, pinceles, telas para las ventanas…
- Un cúter
- Cinta adhesiva
¡Vamos a ello!
Antes de utilizar los materiales debemos desinfectarlos y lavarnos bien las manos.
Se abre la caja grande y se corta uno de los lados. Se marcan las ventanas y mostrador central y se cortan con cúter.
Delante del mostrador se colocan las cajas pequeñas donde puedes hacer diferentes secciones: unas con frutas y verduras variadas y otra con productos como agua Bezoya, Bifrutas….Así tus peques se pondrán hidratar y alimentar mientras juegan.
Después, podéis decorarlo o dejar que tus peques den rienda suelta a su creatividad y se diviertan mientras pintan y decoran la actividad.
El juego simbólico consiste en ofrecer a los niños espacios coincidentes con la vida que les rodea. Así, os hemos ofrecido un mercado pero puede ser una casita, una tienda, una clínica…Son espacios en los que los niños ven diferentes roles: madre, padre, hijos, médicos, pescadero, tendero…Y tratan de meterse en el papel para ir integrándolos como diferentes maneras de desenvolverse en la vida; roles en sí mismos. Un gran paso para ir saliendo de la individualidad e ir madurando el pensamiento empático.
ACTIVIDAD 2 CONFÍO EN TI
Depositar confianza en otras personas significa dejarse llevar por otra persona, delegar. El juego “confío en ti” propone una actividad en la que el niño se deja guiar por las indicaciones de otra persona para transitar diferentes espacios. Para este juego, un hermano puede ser un perfecto jugador.
El objetivo por tanto es escuchar y confiar en el otro, y no sólo dejarse llevar por uno mismo.
¿Qué se necesita?
Una venda para cubrir los ojos
¡Vamos a ello!
Para lograr una ligera desorientación en el espacio se le puede dar una vuelta sobre sí mismo, no más, por riesgo a que se desequilibren. No interesa sembrar desconfianza sino todo lo contrario. Es un trabajo cooperativo.
El otro participante le llevará de las mano y le irá dando indicaciones para atravesar espacios en el interior o el exterior.
Sería interesante y muy estimulante que el niño que tiene los ojos tapados fuera sin calzado para ofrecerle diversidad de texturas. Así se puede convertir en una gymkhana sensorial en la que deberá ir explorando diferentes sensaciones a la vez que trabaja la confianza en el otro. Puede incluso tocar la cara de otras personas y tratar de adivinarlo a través de sus facciones…
Con esta actividad conseguimos que el niño salga de sí mismo para confiar en la perspectiva de otra persona y reconocer espacios desde otro lugar. Un juego sencillo pero muy completo para desarrollar el pensamiento empático, la comunicación y la confianza.
ACTIVIDAD 3 EN TUS ZAPATOS
Nada como ponernos en el lugar del otro para llegar a comprender lo que siente.
Esta actividad propone empatizar con otras personas poniéndonos, literalmente, en sus zapatos. Con el gesto de estar en ellos podemos preguntar cómo cree que se siente esa persona en diferentes situaciones que hayan podido suceder y, si cabe, que alternativas a sus reacciones pudieran dar.
Es un juego constructivo a muchos niveles porque, además de trabajar en el pensamiento emocional empático, se ofrecen alternativas de mejora a posibles conflictos. Es un buen recurso para la resolución de conflictos en las etapas educativas de infantil y primaria pero, también, es un ejercicio que puede funcionar a las mil maravillas en el entorno familiar, en las relaciones con hermanos, padres, primos, abuelos…
Se pueden recrear situaciones o escenarios del pasado en los que haya habido algún tipo de conflicto, para poder entender cómo se ha podido sentir la otra persona y posibles soluciones alternativas que puedan enriquecer en esa variedad y riqueza de posibilidades.
Con este tipo de ejercicios se hace un fuerte trabajo en el desarrollo de las capacidades sociales, emocionales y psicológicas.
¿Qué necesitamos?
Nuestros zapatos y los de los demás participantes.
*Para participar en esta actividad, los zapatos deben estar previamente desinfectados, especialmente, la suela.
¡Vamos a ello!
Por turnos, nos ponemos en los zapatos de otra persona que no somos nosotros. Planteamos un escenario concreto que vive el dueño de los mismos.
Ejemplo:Uno de los hijos se pone los zapatos de mamá.
La madre plantea: Estoy cocinando, con la sartén a punto de que se me quemen las patatas y mis hijos se pelean. Y pregunta:
-¿Cómo os sentís? ¿Cómo resolverías el conflicto desde la cocina de forma eficaz y con respeto?
Con esta actividad potenciamos la empatía y aportamos diversas perspectivas a la hora de abordar un conflicto.
Es interesante que los padres también se “pongan en los zapatos de sus hijos” para cambiar la mirada del adulto al niño.
Recuerda que los zapatos están creados de materiales textiles, plásticos o naturales. Si están bien pero no los usáis o no os valen, los puedes donar, dar otro uso y si se deciden desechar, ha de hacerse en el contenedor específico de ropa y calzado. Serán las empresas especializadas en reciclaje las encargadas de aumentar su ciclo de vida. De esta manera contribuimos a cuidar nuestro planeta.
ACTIVIDAD 4 – CAJA DE ESPEJOS Y LUZ
Ponerse en el lugar del otro es un trabajo de perspectivas. La perspectiva es también un concepto matemático, y es la capacidad de ver un objeto desde diferentes ángulos.
Trabajar a nivel matemático ayudará a potenciar esa parte de maduración psicológica y emocional.
Los espejos son un recurso muy utilizado en metodologías de vanguardia como Montessori o Reggio, ya que brinda grandes oportunidades para el autoconocimiento y la exploración de los objetos.
Es un material que se utiliza en toda la etapa de infantil. En las aulas de bebés siempre hay un espejo a la altura del suelo donde los niños y las niñas pueden comenzar a reconocer su propia imagen reflejada hacia el año y medio; un hito para la interiorización de su identidad.
Los espejos y la mesa de luz también se utilizan a nivel exploración de materiales, permiten observar propiedades como los volúmenes, profundidades, vértices, gama de colores o simetrías y esto se expande a otros niveles profundos.
¿Qué necesitamos para construir una caja de espejos?
- Papel de espejo
- Pegamento
- 1 Caja de cartón grande
- 1 Caja de cartón más pequeña que la anterior, que quepa dentro de la grande
- Tira de leds
- Recursos geométricos variados
- Punzón o tijeras
- Lámina de metacrilato de la medida de la caja base. Si no tienes, puedes sustituirlo por una lámina de plástico transparente tipo policarbonato e incluso un poliestireno espejo.
¡Vamos con ello!
Lo primero es desinfectar todos los materiales y realizar un buen lavado de manos.
Cogemos la caja de cartón pequeña y pegamos los leds en uno de los laterales de la parte exterior de la caja. Al pegar los leds, es importante que lo hagamos de dentro hacia fuera.
Debemos introducir la caja pequeña dentro de la grande y pegarla para que no se mueva. Además, para que los leds se enciendan, tendremos que hacer un aguero, en un lateral de la caja grande, para poder sacar el cable que permita encender el led.
Una vez hecho lo anterior, de las 4 pestañas que tiene la caja de cartón grande, dejamos dos levantadas en vertical (sobre las que, posteriormente, pegaremos los cristales de espejo) y las otras dos las extendemos en horizontal hacia fuera de la caja.
A continuación, colocamos la lámina de metacrilato sobre las pestañas de la caja que han quedado en horizontal y lo pegamos por todos los ángulos (especialmente aquellos que coinciden con los cristales espejo).
Una vez que tenemos el tablero fijado, procedemos a pegar los espejos en las pestañas que hemos dejado en vertical. Es importante que las dos pestañas verticales se peguen entre sí para que la estructura sea más consistente.
Por último, si el metacrilato o tablero utilizados son excesivamente translúcidos (o incluso transparentes), cubrimos la superficie del tablero con papel cebolla, papel cuché blanco, o un material muy fino que permita pasar la luz.
Y ya tendríamos lista la caja de luz y espejo, un juego muy interesante y entretenido en el que aprender y desarrollar capacidades emocionales, matemáticas y psicológicas entre luz y 3 cristales.
Las luces led son la mejor opción para iluminar por su optimización, ya que este tipo de luz no utiliza mercurio o gases y es lo más recomendado para la eficiencia energética. Así reducimos el consumo y contaminamos menos.
¿Sabíais que las cajas de madera pequeñas, como la de las frutas, se debe reciclar en el contenedor amarillo, pero las grandes deben ir al punto limpio? Con la madera reciclada se puede hacer papel; -) Así contribuimos a cuidar mejor nuestro planeta 😉