Todos los objetos de la vida cotidiana atraen a los niños. Desde que son bebés, quieren las llaves, nuestros teléfonos, nuestras cazuelas…Ellos dan valor a lo que sus adultos de referencia dan valor. Así, cualquier objeto que los padres manejen en la vida diaria goza de un especial atractivo para los niños.
Los niños alucinan con el factor sorpresa y con la ruptura de esquemas. Abrir la puerta de una habitación y que los niños se encuentren con una decena de botellas sensoriales, sin más, colocadas en el suelo ¡les encantará! (Si se prefiere se pueden hacer con ellos).
¿Qué necesitas para crear tus botellas sensoriales?
- Botellas Bezoya
- Gel con purpurina
- Arroz
- Bolitas de papel
- Agua con colorantes
- Macarrones…
¿Cómo hacer las botellas sorpresa?
Antes de manipular los objetos nos lavamos bien las manos y si los materiales son nuevos procurad desinfectarlos antes de trabajar con ellos.
Deberás abrir las botellas, tantas como tengáis y queráis reciclar e introducir los distintos materiales: Gel con purpurina, arroz, bolitas de papel, agua con colorantes, macarrones…Se puede meter champú transparente con purpurina en una, canicas en otra, arroz en otra, bolitas de colores…
¡Que empiece el juego!
Sin dar ninguna instrucción, los niños se acercarán al material y comenzarán a manipularlo de forma libre. Así les brindamos la oportunidad de disfrutar, de hacer libremente lo que les apetezca con ellas. Bien cerradas ¡eso sí! y con la única norma de no abrirlas si así lo consideráis… Es importante ofrecerles un espacio libre y seguro para que vayan disfrutando de la peculiaridad de cada una de ellas.
Agrupar, tirar, separar, hacer torres… Lo bonito de observar y crear sin guía, sin manipulación, sin presión y sin indicación. Todo es válido y es precioso mirar lo que hacen sin juicio. Un aprendizaje para ellos y para nosotros 😉
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