Factores que afectan al sueño del bebé

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El sueño es imprescindible para el desarrollo físico y mental del bebé, por tanto es importante que sepamos tanto qué podemos hacer para favorecerlo como algunos de los factores que pueden influir en el mismo.

Para empezar hay que decir que los recién nacidos no tienen todavía instaurado el ciclo vigilia-sueño que tenemos los adultos, no saben si es de día o es de noche, pero sí alternan periodos de vigilia/actividad-sueño. En comparación con los adultos, tienen un mayor porcentaje de sueño REM (Movimientos Oculares Rápidos) en el cual el sueño es más tranquilo, superficial y activo. Es en esta fase REM, donde se fija en la memoria todo lo que viven y sienten, favoreciendo así su maduración y desarrollo cerebral. El ritmo de la hormona maratoniana se estabiliza, a los 4-6 meses consiguiendo la regularización e inducción el sueño.

Por lo general, el comienzo espontáneo de los periodos de vigilia/actividad es estimulado por alguna necesidad que tenga el bebé, ya sea hambre, tenga el pañal manchado, frío o calor, etc. Durante el primer mes aproximadamente, el binomio de sueño-alimentación es casi exclusivo.

Un bebé que ha descansado, suele comer más y mejor y con un ritmo más regular, ya que va saciando sus necesidades y todos los ciclos se van regularizando. Si es al contrario y está cansado lo habitual es que haga tomas más seguidas con menos espacio entre ellas, que éstas sean más cortas, con periodos de sueño cortos, llore más y esté más irritable. Todo esto último influyendo de manera negativa en el sueño.

BEBÉ DURMIENDO

 

Entonces, ¿qué influye en el sueño de los bebés y qué podemos hacer para favorecerlo?

– Facilitar un ambiente tranquilo, estable y con una rutina y/o ritual de actuación cuando llegue la hora de dormir al bebé: baño, masaje, atenuar las luces, música, última toma, etc. De esta manera, con el tiempo, el bebé irá percibiendo y relacionando dichas actividades, con la hora de dormir.

– El exceso de visitas, de ruidos, de luz y la televisión o conversaciones con volumen alto, provoca una sobreexcitación en el bebé produciéndole irritabilidad y estrés. Este estado de agitación puede alterar tanto el establecimiento del ciclo de sueño, como dificultar el mismo. De igual manera, en este estado de agitación, se podría ver dificultada la alimentación del bebé. Evitar jugar o excitarlo justo antes de acostarlo, como por ejemplo no hacerle cosquillas, no darle juguetes, etc. para evitar la sobreexcitación que dificultará la conciliación del sueño.

– El hambre, como he citado previamente, es otro de los motivos por los que el bebé se despierta. Para alimentarse, los periodos de vigilia suelen ser cortos, incluso durante la toma, pueden quedarse dormidos o con los ojos cerrados y succionando.
– Los cólicos, gases o “estreñimiento” hacen que los bebés se despierten llorando de manera normalmente súbita. En este caso, lo primero, mucha paciencia ya que parece que no se calma de ninguna manera, cogerle en brazos en posición vertical, para intentar calmarle y darle masaje para aliviarle hasta que los expulse.

– Los métodos que se apliquen a la hora de dormir al bebé también influirán en su establecimiento del sueño, como dormirle en brazos, acunándolo, etc. El bebé relacionará dicha acción con dormir, lo que no quiere decir que sea malo hacerlo así, pero poco a poco habrá que enseñarle otras maneras de conciliar el sueño. En vez de estar acunándolo, dándole la toma o en brazos hasta que se duerma por completo, es mejor dejarlo en su cuna cuando esté adormecido, todavía algo despierto, no 100% dormido.

– La temperatura ambiente y de la habitación, es importante para que el bebé no se despierte ni por exceso de calor, ni por frío. La temperatura más adecuada a la que debería estar la habitación sería alrededor de los 20-21ºC. Que esté bien ventilada y sin humos de fumadores también favorecerá muy positivamente su sueño.

– En cuanto a la ropa que se le ponga para dormir, debemos valorar la temperatura ambiente,: si el bebé tiene fiebre, tipo de sábanas, etc. No hay que abrigarlo de una manera excesiva ni taparle por completo, tanto por el riesgo más importante que es el de la muerte súbita, como por el riesgo de que se desvele llorando por estar incómodo.

– La colocación en la cuna de algún pañuelo-objeto con el que ha estado la mamá(o el papá), los bebés captan su olor y eso les tranquiliza mucho ya que les siente cerca.

– Colocarle un arrullo con una técnica correcta, para que se sienta más protegido, como recuerdo a su vida intrauterina, recogido y abrazado, a veces les ayuda a conciliar el sueño ya que siente paz y tranquilidad. En el momento en que el bebé comience a ser capaz de girarse, o hacia los 3 meses, se debe retirar. 
Estos son algunos factores a tener en cuenta y consejos que se pueden seguir, aunque no debemos olvidar que cada bebé es diferente y cada uno necesitará unas cosas específicas para él/ella, ya que son ÚNICOS.

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Bebé a Bordo

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