Durante los meses del embarazo la sed aparece cuando ya ha empezado la deshidratación, esto es debido a que el umbral de la sed disminuye. Las embarazadas tienen que beber al menos 2,3 litros de agua al día* para poder formar el líquido amniótico y que el feto crezca correctamente.
Cuando el bebé haya nacido comenzará la época de lactancia y las necesidades de agua de la madre aumentarán como consecuencia de la producción de la leche. En este momento será necesario incrementar la ingesta de agua y repartir su consumo a lo largo del día.
* Fuente consultada: “Hidratación y embarazo”, Instituto de Investigación Agua y Salud.
Beber 2 litros de agua al día contribuye a mantener las funciones físicas y cognitivas normales. Bezoya recomienda una dieta variada y equilibrada y un estilo de vida saludable.