Al envejecer la proporción de agua en el organismo disminuye. Además, conforme avanza la edad, se tiende a tener menos sed y a beber menos agua. Si unimos a esto el posible consumo de fármacos y determinadas épocas del año en las que la temperatura es más elevada, el riesgo de sufrir deshidratación puede aumentar en esta etapa.
Beber agua ayuda a mantener la temperatura corporal y las funciones físicas y cognitivas (la actividad diaria, la concentración, la capacidad de atención, etc.)
Por todo esto se recomienda beber agua de forma gradual a lo largo del día: un vaso en cada comida y cuatro vasos repartidos a lo largo del día*.
* Fuente consultada: “Hidratación y personas mayores”, Instituto de Investigación Agua y Salud.
Beber 2 litros de agua al día contribuye a mantener las funciones físicas y cognitivas normales. Bezoya recomienda una dieta variada y equilibrada y un estilo de vida saludable.