La adaptación en un centro infantil debe ser progresiva para el bebé, ya que es necesario establecer una seguridad ante el nuevo espacio e incrementar poco a poco la separación.
Es muy importante realizar previamente una reunión individualizada para que la educadora conozca las inquietudes de cada familia, le aclare las actividades y ritmos del aula y sobre todo se establezcan los tiempos de ese periodo de adecuación. Se hablará del momento evolutivo del peque y sus necesidades especiales y se establecerá un vínculo de seguridad entre la familia y la educadora, ya que pasará a convertirse en esa figura de apego y referencia entre el bebé y su centro infantil.
En los primeros días, aunque la despedida sea difícil lo mejor es que la entrada al centro sea rápida y que los peques perciban la seguridad y tranquilidad de la familia en ese momento, mientras la educadora recibe al bebé con mucho cariño y simpatía.
El primer día, lo recomendable sería no alargar más de una hora esa adaptación y, ya en el segundo día, aumentar los tiempos de dos a tres horas para ir acostumbrándose al contacto con otros niños, a los colores, sonidos, juegos, olores… Ir ampliando su estancia según la observación de la educadora para afianzar esa seguridad y hacerle entender que, aunque hay una despedida, el ritmo habitual y rutina cotidiana es que su familia siempre vendrá a recogerle y volverá a casa.
Establecida esa despedida y reencuentro, poco a poco se sentirá más seguro y empezará a interactuar con otros compañeros y a participar en las actividades propuestas en el aula. Los siguientes tiempos en el periodo de adaptación deberán incluir la hora de la alimentación y, una vez conseguido, pasaríamos a finalizar la semana con la rutina de la siesta. Lo más habitual es lograr superar el periodo de adaptación en dos semanas.
Gema Sanz
Directora Escuela Infantil “Casita Maravillas”