Cuando decidimos tener un hijo, no nos imaginamos toda la información que vamos a recibir y todos los nuevos conceptos que vamos a aprender desde que conocemos la noticia de que un nuevo ser vendrá al mundo, hasta que son independientes y alcanzan una edad en la que son autosuficientes. Es, poco a poco, cuando nos vamos dando cuenta de lo mucho que va a cambiar nuestra vida desde ese momento en adelante.
Comenzando por la información que da el equipo médico (ginecólogos, matronas, personal de enfermería… ) sobre los cuidados que se deben tener en cuenta para salvaguardar la seguridad y el bienestar del ser que crece en nuestro interior, hasta las pruebas de control a las que debemos someternos, pasando por los buenos hábitos que se pueden adquirir, de manera voluntaria, para sentirnos mejor y tener un embarazo saludable.
Esto sólo si hablamos del ámbito de la salud , porque emocionalmente, la mayoría de las mujeres y muchos hombres experimentan una gran sacudida desde el momento en que conocen la noticia de que van a ser padres y madres. Se trata de un momento tan crucial en la vida de las personas que es muy difícil no hablar de ello o no estar deseando compartir con nuestro círculo de conocidos lo que nos ilusiona o lo que nos preocupa.
Pero hay veces que el entorno que rodea a los futuros papás no está en ese mismo momento vital. Los amigos puede ser que todavía no hayan decidido ser padres y madres o los compañeros de trabajo, por ejemplo, hayan pasado por esto hace tiempo. Es entonces cuando las futuras mamás y los futuros papás agradecen encontrar un grupo que comparta sus mismas inquietudes. Espacios físicos o virtuales donde hablar sin reparos de todo lo emocionante qué les está ocurriendo en ese momento. Son los llamados grupos de crianza o «las tribus», que acompañan y desde la experiencia pueden ayudar a los demás miembros. No se trata en ningún caso de suplir la opinión de los expertos, sino como padres y madres, contar la propia experiencia que puede ser útil a los demás miembros de la tribu, ya que cada paternidad y maternidad es distinta como la gran variedad de familias que pueden existir contando con que cada individuo (bebé, mamá, papá, hermanos/as…) y cada situación es única.
Pero, ¿por qué los miembros de la tribu obtienen tanto beneficio en compartir tiempo, opiniones, consejos, información, novedades, recomendaciones de productos y un sinfín de cosas más en estos espacios de crianza?
Sin duda, el sentimiento de pertenencia anima a los padres y madres que tienen una duda puntual a expresarla («en voz alta» o por escrito) y así, muchas veces, simplemente con la reflexión llegar a tomar la propia decisión sin realmente necesitar una opinión externa o un consejo.
Además, es muy común sentir un gran alivio al darse cuenta de que no se es el único/a que duda y tiene ciertos temores, que el encontrar dificultades en la crianza es algo común y que otros ya han pasado por esto anteriormente. Una vez que los papás y mamás «se gradúan» como padres primerizos obteniendo «kilómetros de rodaje», experimentan una gran satisfacción ayudando, alentando y contando las propias experiencias a los nuevos miembros que se van incorporando al grupo. Es una manera de vivir intensamente la crianza de los propios hijos y compartir la experiencia con otras familias. Cada logro, cada nuevo nacimiento o cada vez que se supera una dificultad, se vive como una gran noticia para «la tribu».
Y vosotros ¿ya tenéis «vuestra tribu»?