La mujer que amamanta no precisa dietas especiales ni alimentos específicos. Es más que suficiente con tener una dieta sana, equilibrada y variada. Sólo en algunos casos excepcionales, por enfermedad o problemas nutricionales, el médico, y solo el médico, realizará algún tipo de suplemento.
Aunque está comprobado que el olor de los alimentos que toma la madre pasa a la leche y puede hacer cambiar su olor y su sabor, eso no es un problema y no hay ningún alimento prohibido durante la lactancia. Esos cambios de sabor que experimenta la leche materna ayudan al bebé a familiarizarse con diversos sabores, lo que ayudará en etapas posteriores. Sin embargo, si vemos que hay una relación directa entre que la madre tome un alimento y algún tipo de molestia en el bebé (vómitos, diarreas, erupciones, malestar o rechazo de la leche), será necesario acudir al pediatra para pedirle consejo.
Tampoco hay alimentos que podamos considerar obligatorios durante la lactancia. La recomendación es una dieta sana y variada, como en cualquier otra época de la vida, y saciar el hambre, sin recurrir a un exceso de alimentos con un alto contenido calórico. El ejercicio físico suave, como un paseo de una hora al día, contribuirá a mejorar la salud de la madre y a recuperar lo antes posible el peso anterior al embarazo.
Muchas madres que amamantan afirman sentir más hambre de lo normal. Eso es normal, ya que el cuerpo tiene que realizar el esfuerzo extra de producir leche para el bebé. Es recomendable comer y beber en menor cantidad pero a una frecuencia mayor y tener a mano aperitivos saludables, como fruta u otras alternativas. Esto ayudará a mantener los niveles de energía estables y a calmar los ataques de hambre.
No se ha demostrado que algún alimento contribuya a una mayor producción de leche. La mejor estimulación para la producción de leche es adaptarse a las necesidades del bebé, dejando que mame libremente bajo demanda y sin restricción alguna.
Si se está tomando alguna medicación, consultar con el médico para saber la compatibilidad del mismo con la lactancia.
Hidratación
Durante el embarazo, es tan importante tener una dieta equilibrada como beber la cantidad de líquidos adecuada. Una correcta hidratación en mujeres embarazadas es necesaria para conseguir un adecuado nivel de líquido amniótico donde se desarrolla el feto. De igual forma, la rehidratación oral es fundamental en mujeres que estén dando el pecho a sus hijos, siendo habitual que tengan más sed y que tengan que tomar más agua de lo habitual. Las madres deben beber siempre que tengan sed, aunque sin “encharcarse”.
La cantidad de alternativas a la hora de elegir cómo la mujer prefiere calmar su sed es muy numerosa. Los zumos de frutas son sanos y recomendables, sin embargo se aconseja evitar el consumo de bebidas con cafeína, por la posible pérdida de líquidos que puedan provocar.
Sin embargo, está considerado que la mejor opción para mantenerse refrescada e hidratada durante el embarazo y la lactancia es el agua; pudiendo diferenciar principalmente entre el agua del grifo y envasada.
La procedencia del agua de grifo puede ser de diversas fuentes, como embalses, ríos, la desalinización de agua marina… Por ello, se debe realizar siempre un tratamiento de depuración para garantizar la potabilidad.
El agua mineral natural es única, ya que procede de agua de lluvia o nieve drenada y transportada hasta al acuífero, donde permanece alejada de cualquier tipo de impureza. Eso hace que sea pura y bacteriológicamente adecuada para el consumo.
Este tipo de agua llega al consumidor sin ningún tipo de tratamiento químico durante el proceso de embotellado, transporte o comercialización. Mediante unos estrictos protocolos se asegura que el agua mantenga su pureza de origen, conservando así todas sus propiedades. De esta forma no es necesario hervirlas para la preparación de biberones.
Por todo lo anterior, el agua mineral natural es una opción para la hidratación 100% natural y saludable, ya que asegura una composición estable y la ausencia de tratamientos químicos.
Dentro de las aguas minerales naturales, el agua de mineralización muy débil Bezoya es perfecta para toda la familia, ya que se caracteriza por su bajo residuo seco y es una excelente opción para mantenerse correctamente hidratado tengas la edad que tengas.
Fuentes consultadas:
Beber 2 L de agua al día contribuye a mantener las funciones físicas y cognitivas normales. Bezoya recomienda una dieta variada y equilibrada y un estilo de vida saludable.