Se han escrito ríos de tinta sobre técnicas de relajación para bebés, pero en este post queremos ofrecerte una visión algo peculiar que no tiene que ver tanto con las técnicas a emplear sino con nuestra actitud y mirada hacia el binomio estrés-relajación en los bebés. ¿Comenzamos?
Primero te invito a empatizar con tu pequeño: imagina que estás calentita, cuidada y alimentada durante 9 meses. Todo va bien, la vida es genial. De repente, te sacan de ese entorno maravilloso y ante ti, aparece un mundo totalmente distinto donde tienes que espabilarte para comer, conseguir que te limpien, te den calor, etc. No sabes comunicarte ni moverte a voluntad, ni siquiera puedes rascarte la nariz si te pica. Y esto durante días, días y más días. ¿Estresante verdad? Pues a esto añádele lo siguiente: cada bebé nace con un temperamento único fruto de su genética y de su visión amenazante del mundo exterior pero… ¿Cómo percibe esta amenaza? Pues básicamente gracias a los niveles hormonales de la madre. Esta es la llamada “teoría de la programación fetal” en la que el organismo se prepara para lo que hay “fuera”. Además, este temperamento influirá en su respuesta emocional, en sus patrones de atención, en su facilidad para tranquilizarse y en su actividad motora.
Con todo esto queremos que tengas en cuenta que las técnicas de relajación para bebés comienzan antes de su nacimiento y que, por eso, tienes que ser consciente de tus propios cuidados (físico, psíquico y emocional) durante el embarazo, para que tu bebé perciba un mundo amigable y afectivo y no uno lleno de “peligros” potenciales.
Si por el contrario ya eres madre, la buena noticia es que dispones de margen de actuación para proporcionar a tu bebé unas experiencias vitales de apego y crianza que ayudarán a lidiar con el estrés en tu bebé.
Como ves, su día a día no es nada fácil, sobre todo al principio, al ser todos los pequeños desafíos de la vida diaria una carga de estrés para ellos; pero a diferencia de ti los bebés no tienen mecanismos ni físicos ni psicológicos para deshacerse del estrés -aquí está la clave-. Por ese motivo es tan importante que tú, su madre, le ayudes a encontrar espacios para la relajación; espacios que él irá conquistando paulatinamente en su desarrollo normal. Es importantísimo promover estos estados de relajación porque permitirán que su organismo se regule y equilibre a través del Sistema Nervioso Parasimpático, que es básicamente el encargado de la regeneración corporal, crucial en los bebés al estarse desarrollando todos sus sistemas vitales a una velocidad increíble.
Al variar su neurología y necesidades de desarrollo, estos estados y técnicas a emplear irán cambiando dependiendo de la edad del pequeño. Como guion general ten en cuenta que primero va el ambiente y el cuerpo y después la emoción, y que por supuesto descartes el pensamiento lógico a estas edades.
Por ilustrarlo con un ejemplo, durante los 3 primeros meses de vida deberíamos procurar plagiar la vida de dentro del útero. Este período se conoce como “el cuarto trimestre”, en donde cuidar los estímulos ambientales se vuelve crucial. Todo lo que recree el útero será bienvenido: recogimiento, piel con piel, sonidos blancos, posturas fetales… Además, estarás ayudando a establecer la primera etapa de apego y la lactancia materna. Por el contrario, luces intensas, temperaturas extremas, olores fuertes (cuidado con los perfumes de las mamás y de las visitas), ruidos estridentes, etc., son elementos a evitar. Aquí el sentido común será nuestro mejor consejero.
Al percibir los bebés nuestro estado de ánimo lo importante no es la técnica en sí misma sino cómo perciba el bebé la situación y nuestra actitud previa: si estás alterada se lo transmitirás al bebé… Tu actitud es lo que cuenta. Igualmente es importante saber que las técnicas de relajación no han de usarse únicamente en el momento de la alteración o crisis de estrés, sino que han de instaurarse dentro de la rutina familiar en momentos tranquilos para que sirvan de antemano a lo que se quiere conseguir: un estado equilibrado. Buscar las rutinas para introducir los espacios de relajación es imprescindible ya que darán sentido y orientarán al bebé en esos momentos tan especiales.
El silencio, la tranquilidad, el respeto y la calma no pueden estar separados de la experiencia. Se transmiten e interiorizan a través de la práctica social, (familia, entorno escolar, escuela infantil, grupo de iguales…), por tanto somos nosotros los responsables de hacer de estos valores nuestra guía diaria.
Recalcando una vez más que la relajación del bebé depende de su temperamento, del ambiente y de tu actitud (o en su caso del adulto presente), aquí tienes diferentes técnicas y estrategias de relajación que tienes a tu disposición.
La reina indiscutible en cuanto a variedad y literatura contrastada es el masaje, entre los cuales podemos encontrar el masaje Shantala, el Vimala, o el vaciado Sueco. También son muy útiles las técnicas de juego en el agua o un buen baño con música suave. Aromaterapia con aromas ligeros y sutiles, la cual puede ser empleada junto a las cremas que se usan en los masajes.
En cuanto a estrategias, contamos con técnicas de porteo que ayudan a mantener el contacto permanente con el bebé: bañeras en forma ovalada para intentar simular el espacio uterino, balanceos rítmicos en pelotas Bobath (las de Pilates) o el acunamiento rítmic. Igualmente, se pueden conseguir excelentes estados de relajación contando un cuento, cantando suavemente, usando diapasones, o con unas simples caricias con mucho, mucho amor.
A medida que el bebé crece, podemos introducir el juego para ampliar las posibilidades. Así, podremos trabajar respiraciones profundas, jugar a apagar velas o las imitaciones para trabajar el autocontrol. ¡Imaginación al poder!
Recuerda que los controles ambientales son vitales y que tenemos que preparar el ambiente. Luz, temperatura, música suave… En definitiva, recrear un espacio cuidado y preparado para la actividad que vayamos a realizar.
Pedro Martín Díaz
Dr. en Psicología e Instructor de Mindfulness