Durante la recuperación del parto, si estás dolorida, respirar de una forma adecuada, suave, larga y profunda, te ayuda a pasar el dolor físico. Dentro de la montaña rusa emocional que a veces aparece en el puerperio, apoyarse en una buena respiración, también ayuda a mantener la templanza. Y, además, es una buena forma de acompañar al cuerpo en su proceso natural de volverse a cerrar después de un embarazo y parto.
En esta etapa, también es importante conocer al bebé. Sus cambios y aprendizajes hacen que los papás estén cada día reciclándose como educadores y aprendiendo nuevas cosas. La respiración es una muy buena herramienta para detenerte unos instantes y recuperar tu serenidad. No necesitas más que tu voluntad, y a la vez estarás enseñando a tu hijo/a la importancia de la respiración desde su nacimiento.
En las clases de yoga en familia hay ejercicios en los que el papá y la mamá se tumban en el suelo, los hijos apoyan su cabeza con la oreja sobre el pecho o el abdomen para escuchar el sonido, el ritmo y el movimiento de la respiración. Lo que sucede es que al ser un sonido suave, se hace el silencio para poder escuchar, y al mismo tiempo viene la relajación. Trabajamos la concentración con los niños/as y disfrutamos de sus ganas de aprender y descubrir. De esta forma los acompañamos a soltar y relajar el cuerpo a través de algo tan cotidiano como es el respirar.
Cuando ellos vuelven a escuchar el sonido de la respiración de mamá, incluso la de papá, se sienten seguros, vuelven a casa y se pueden relajar.