Hoy en día existen multitud de entretenimientos para estimular a nuestros hijos. En este sentido, el mundo de la televisión no se ha quedado atrás, ofreciendo una gran variedad de opciones destinadas al público infantil, que puede llegar a ser un gran consumidor de este producto.
El cerebro de nuestros hijos está en constante desarrollo, motivo por el cual tenemos que saber qué tipo de programas les permitimos ver o no.
Hasta la edad de los 2 años, los bebés se sienten atraídos por estímulos coloridos, brillantes y con movimiento, hecho por el cual en muchas ocasiones se “quedan embobados” ante las imágenes y la música relajante que estos programas proyectan, ya que los estímulos audiovisuales que el bebé recibe son más estimulantes que si se trata solo de estímulos visuales o estímulos auditivos. Hasta esta edad, el niño no comprende la narración de lo que está viendo y solo ve una secuencia de imágenes. Son consumidores pasivos, por este motivo, en la medida de lo posible, es aconsejable que a edades tan tempranas los niños se entretengan con otro tipo de juguetes o juegos. También es importante no utilizar siempre la televisión para que el niño se calme o concilie el sueño.
Entre los 2 y 7 años el niño utiliza el juego simbólico y es capaz de reproducir diferentes situaciones y roles mediante el juego. Se trata de una etapa de experimentación y exploración de todo lo que le rodea. A partir de esta edad el niño es capaz de comprender lo que está observando, y el lenguaje televisivo es capaz de provocar en él emociones, como pueden ser las que observe en su personaje favorito: alegría, tristeza, enfado, rabia… Así mismo, el niño aprende habilidades sociales como el reconocer los sentimientos, el respeto y el compañerismo.
También les puede ayudar para aprender a realizar actividades cotidianas como comer, vestirse o realizar alguna tarea.
Por ello, resulta muy importante que los papás acompañen a sus hijos cuando ven cualquier programa. De esta forma, el niño no se convierte en un mero observador sino que el adulto a su lado puede interactuar con él y compartir las conductas que los protagonistas puedan vivir.
A estas edades, los niños creen lo que ven, por este motivo las historias y valores que los protagonistas ofrecen pueden influir de manera positiva o negativa en su comportamiento.
Por otro lado, existen muchos programas educativos que les ayudan a desarrollar su creatividad y aprender colores, números, letras… De este modo, el papá o la mamá pueden guiar a su hijo en un aprendizaje divertido y ameno.
Es evidente que la oferta amplia de programas infantiles y el ritmo frenético de hoy día hace que muchos papás se vean tentados a dejar a sus hijos delante de la televisión como si de una “canguro” se tratase, ya que esto les permite dedicarse a otras tareas.
En muchos hogares, la televisión puede considerarse un miembro más de la familia, ya que pasa largas horas encendida, aunque en muchas ocasiones nadie la esté viendo. Es por ello que, si la familia pasa tiempo delante de la televisión, los niños también lo hagan, ya que copian y normalizan lo que viven y observan en su entorno familiar. Incluso, en muchas ocasiones, los canales infantiles son los únicos que se ven, ya que los niños toman el control del mando. Por esto es importante controlar el tiempo que nuestros hijos dedican a este pasatiempo y no permitir que se exceda de una hora al día.
Para incentivar a nuestros hijos a que dediquen sus horas de ocio a otro tipo de entretenimiento, como pueda ser jugar, dibujar y pintar o leer, es importante no dejarles tener una TV en su habitación, sino que esta se encuentre en las zonas de uso común como pueda ser el comedor o la cocina, y que, en algunos momentos del día, cuando toda la familia comparte tiempo y espacio, esta permanezca apagada.
De igual forma, debemos evitar que el niño utilice la televisión como un medio para conciliar el sueño o calmarse.
Es cierto que, en muchas ocasiones, la televisión se ha calificado como “la caja tonta” por el hecho de ser capaz de mantenernos horas delante de ella consumiendo programas de poca calidad. No obstante, en la actualidad existen excelentes programas tanto de entretenimiento como educativos. Lo importante no es el hecho de “prohibir” que nuestros hijos vean la televisión, sino que hagan un uso responsable de ella, limitando el tiempo que le dedican y siendo capaces de reconocer qué programas pueden ser adecuados para su edad y cuáles no.
Para acabar, te dejamos un post en el que nuestra especialista habla sobre el uso de Internet, tablets y teléfonos móviles para los niños, así como consejos y recomendaciones sobre cómo utilizar estas tecnologías.
Alicia Jiménez Villafuerte
Psicóloga infantil-juvenil