La Lactancia Materna es sin duda el mejor alimento para el bebé humano con numerosísimos beneficios tanto para el lactante como para la madre y el medio ambiente, pero sobre todas las cosas, es una experiencia que si serás o has sido madre vale la pena vivir.
Aunque, al igual que la maternidad en general, el camino no siempre es fácil… Aquí van algunos consejos para transitarlo con la mayor facilidad y disfrute posible:
– Pensarlo como una experiencia gratificante pero no por ello fácil al inicio: dar el pecho no es un acto instintivo sino un arte que se aprende. Antes de que tu bebé llegue parece que todo lo que necesitas hacer es ponerlo al pecho, dejar que se sujete y listo pero, en realidad, no es tan sencillo. Es cierto, algunos bebés van derechos al pecho y nunca tienen ningún problema pero muchas de nosotras hemos necesitado un poco de ayuda. En el pasado, antes del siglo XX, cuando todas las madres amamantaban y las familias eran más fijas, se le pedía a la madre, la abuela o a la tía que ayudasen con el amamantamiento para que todo fluyese de manera más “natural”. Los problemas de lactancia parecían no existir al resolverse rápidamente en familia, antes de que llegaran a agobiarnos.
Lamentablemente hoy hemos perdido esta comunidad del amamantamiento y nos faltan modelos cercanos en quienes reflejarnos y a quienes acudir en caso de necesidad.
– Contar con información y apoyo: el embarazo es un buen momento para prepararse, informarse y armar tu red de apoyo. ¿Te han dicho algunas de tus amigas “traté de amamantar, pero no funcionó; me dolía; no tenía suficiente leche; me salía leche todo el tiempo; mi bebé se quedaba con hambre, etc.?” Actualmente muchas mujeres tienen problemas al amamantar y es importante contar con recursos para superarlos. Debes saber cuál es el comportamiento normal de un recién nacido y reconocer cualquier problema potencial. Un ejemplo de error habitual es creer que un bebé que no se despierta para amamantar es un “buen bebé”. Puede resultarte útil asistir a las reuniones del grupo de apoyo de tu zona. También es importante que cuentes con el apoyo y la ayuda de tu familia y tu entorno más cercano; puede ser útil que te acompañen en esta preparación para estar bien informados y así evitar consejos erróneos que, sin quererlo, pueden dificultar aún más cualquier problema que pueda surgir.
– Confianza y seguridad en tu decisión: es excepcional que una mujer tenga algún problema en el pecho que impida el amamantamiento, las pruebas que se hacen antes del nacimiento del niño no sirven, y tampoco es necesario preparar al pecho antes del parto de ninguna manera, no importa si los pechos son grandes o pequeños o si los pezones son salientes, planos o invertidos: los tratamientos durante el embarazo suelen ser ineficaces y además pueden preocuparte o agobiarte sin necesidad. Hay que tener confianza absoluta porque la especie humana ha subsistido gracias a que las mujeres somos capaces de amamantar. Lo importante es que confíes en tu capacidad para alimentar a tu hijo (¡todas las mujeres podemos hacerlo!), que te informes acerca de cómo será y qué debes hacer en los primeros días, y que sepas dónde acudir en el caso de que surgiera alguna dificultad.
– Ayuda experta si hay dificultades. Amamantar es una de las cosas más importantes que puedes hacer por tu bebé y es una experiencia maravillosa que ninguna madre debería perderse, mucho menos por desinformación o por no encontrar el apoyo adecuado. Si estás embarazada o eres una mamá reciente que está teniendo problemas con el amamantamiento, no dudes ni demores en pedir ayuda profesional experta en lactancia.
Para más información:
– http://www.aeped.es/comite-lactancia-materna
– http://albalactanciamaterna.org
– https://www.ihan.es/grupos-apoyo/
Paula Rodríguez. Pediatra.