Cuando ves por PRIMERA VEZ el positivo que te anuncia que seréis papás, no te imaginas cuánto pensarás en todas esas primeras veces que te cambiarán la vida y que harán que vivas cada segundo de la maternidad con muchísima felicidad.
Recuerdo a la perfección el día de la primera ecografía. Fue de urgencia porque había sentido unos pinchazos en el vientre. Mi gambita, como llamábamos a nuestro hijo en sus primeras semanas de embarazo, era por aquel entonces un garbanzo.
A las 12 semanas, nos hicieron la primera ecografía oficial. Las dos próximas serían muy importantes, pero en esta ocasión era la primera vez que lo veríamos con forma de bebé y aquello era un gran acontecimiento.
Y claro, la primera ecografía era especial, pero a las 20 semanas, nos dirían por primera vez si era niño o niña. Y aunque yo hubiera esperado hasta el momento del nacimiento, el papá, tenía muchísimas ganas de saber qué llegaría al mundo.
¡Era un niño! Y su nombre, como muchos ya sabréis, sería especial por ser la mezcla de algunas letras de los nuestros. GAby (el papá) y noELia (yo, la mamá), GAEL.
A partir de ese momento, sólo piensas en la primera vez que le verás la carita el día que nazca.
Nos dieron la oportunidad de vérsela a través de una ecografía 4d, así que sí… veríamos su cara antes de que naciera. Era el bebé más bonito y sano del mundo.
Llegó el momento, 22 de julio de 2016 a las 19.15h, tomándome un helado de melón empiezo con la primera contracción. A las 9.55h del día 23 de julio de 2016, después de muchas horas de trabajo de parto, Gael llega al mundo para cambiarlo por completo. Sus primeras veces a partir de aquel momento serían las que marcan nuestra felicidad todos los días: su primer conjunto de ropita, con gorrito ensangrentado incluido, su primera caca (la cual su papi se empeñó en cambiar), su primera noche en el hospital… y después de tres días allí, la primera vez que salimos a la calle.
Su primer paseo en coche llegando a casa, la primera vez que conoce a su hermana perruna Kiara, su primera noche en casa siendo una familia, su primer baño, sus primeros purés de verdura, de fruta… y con ello, sus primeros dientecitos.
No me olvido del instante en el que de manera repetida, miró a Gaby mientras le cambiaba el pañal y dijo claramente su primera palabra: ‘’Papá’’. Sabíamos que no iba dirigido a Gaby, pero era su primera palabra, ¡emoción máxima!
Ahora, estamos en plena aventura… sus primeros pasos. Lo que podrá llevar a peligros, a sus primeras caídas y quizá primeros rasguños.
Nuestros hijos nos enseñan a saborear cada segundo de la vida, de sus vidas. Momentos que solo pasan una vez, la primera vez. Y es por eso que hay que vivirlos y disfrutarlos. Porque pasan, pasan muy rápido. Mucho más de lo que te imaginas cuando ves aquel primer test de embarazo positivo.
Noelia (Happy Ohana)