La mastitis es uno de los procesos más temidos en la lactancia materna, por eso aquí te contamos qué es y su tratamiento. A menudo se confunde con otros procesos inflamatorios como la ingurgitación mamaria o la propia subida de leche. Entonces… ¿Sabes realmente qué es una mastitis?
Se trata de una inflamación en la glándula mamaria que, si no se trata, puede dar lugar a una infección que se produce por un desequilibrio bacteriano en la leche. Puede ayudar a la hora de diferenciarla de otros procesos, que la mastitis suele estar localizada en un solo pecho o en alguna zona concreta de la glándula mamaria.
Aun así, al contrario de lo que mucha gente piensa, los síntomas de una mastitis a menudo pueden ser confusos… A veces puede incluso llevarnos a pensar que lo que tenemos es un constipado o una gripe, ya que puede aparecer malestar general y fiebre. En otras ocasiones, aparecen otros síntomas más específicos, como pueden ser dolor al amamantar (en forma de pinchazos, sensación de quemazón o calambres) y/o el enrojecimiento de una zona de la mama o el pecho.
Si crees que puedes estar teniendo una mastitis, ante los primeros síntomas nuestra recomendación es que contactes con un/a profesional, que pueda valorarte y asesorarte en tu caso concreto.
4 pilares fundamentales en el tratamiento de una mastitis:
-
Continúa con lactancia a demanda durante la mastitis
Aunque sabemos que esa expresión no es del todo acertada, hablar de “vaciar” el pecho es una manera de que entendáis que el pecho ha de drenar su contenido en leche, siguiendo con la demanda habitual. Así que puede ser útil empezar la toma por el pecho afecto. Se recomienda que continúes con lactancia a demanda sin limitar la duración de la toma y si el bebé no es capaz de vaciar el pecho, puedes ayudarte de extracción manual, un colector. Eso sí, se recomienda evitar el uso de un sacaleches (que podría ser incluso contraproducente).
-
¿Para la mastitis es mejor frío o calor?
Recomendamos que se aplique frío en la mama para aliviar el dolor y sobre todo la inflamación. Si en algún momento te recomiendan el calor, piensa que, de aplicarse, debería ser muy poco tiempo (no más de 2 minutos) y justo antes de empezar la toma. Aunque propicia que los conductos se dilaten y faciliten la salida de la leche, en exceso puede ayudar a que proliferen más bacterias.
-
Descansar es fundamental durante una mastitis
¿Te imaginas cómo está tu cuerpo con gripe? Pues más o menos así puedes sentirte con una mastitis. Como todo el mundo sabe, una de las recomendaciones a alguien con gripe es el reposo y el descanso. Pues bueno, en la mastitis y su tratamiento, también. Es importante asegurar un buen descanso y una correcta hidratación. Pide ayuda si necesitas que te echen un cable con el cuidado de tu bebé y ponle tu nombre a una botella para asegurar que bebes al día mínimo 1’5 – 2 litros.
-
¿Hacen falta antibióticos o probióticos si tienes mastitis?
Normalmente con las medidas anteriores suele remitir. Pero puede ser necesario tratar con antibióticos, sobre todo si tras las primeras 48 horas con estas medidas básicas la situación NO mejora. Y puedes estar tranquila, ya que estos antibióticos específicos (siempre recetados por tu médico/a), son seguros y compatibles con la lactancia y tomar antibióticos no es motivo de abandono de la lactancia ni de desechar la leche extraída en ese periodo. Además, reciente evidencia científica considera el uso de algunos probióticos para tratar y prevenir la mastitis.