El mindfulness es uno de los grandes recursos para buscar el equilibrio emocional, la relajación y el sentir que vivimos, el aquí y el ahora.
Es una disciplina que refuerza el sistema inmunológico, equilibra el sistema nervioso, fortalece la musculatura, aumenta la flexibilidad pero, sobre todo, hace sentir muy bien.
Los niños pueden iniciarse en esta práctica desde los 3-4 años y les ayuda a centrarse en el presente, sentir su cuerpo, su respiración y, por lo tanto, adoptan plena consciencia del momento. Son muchos centros educativos los que se están sumando a esta técnica para equilibrar a los niños y ayudarles a sentirse más tranquilos y con la mente equilibrada para enfrentarse a las diferentes materias. Así, antes de iniciarlas en cada clase, el profesor o profesora, hace un trabajo emocional para que los alumnos estén más preparados para la clase.
Después de varias sesiones, se les puede colocar un cartel con pictogramas y así podrán realizarlo de forma autónoma. Os propongo dos ejercicios para trabajarlo:
Programación neurolingüística: Los mantras
El mantra es una manera de trabajar la programación neurolingüística. Muchas veces formamos pensamientos no sólo por lo que sentimos sino por cómo lo sentimos y cómo nos lo decimos a nosotros mismos.
Los niños tienen una enorme capacidad de flexibilizar sus pensamientos. Vamos a aprovechar esta oportunidad que nos regalan los mantras para canalizar frustraciones, encarar el día, agradecer o mejorar su autoestima.
Frases bonitas que pueden repetir, al menos 5 veces:
- “Me acepto tal y como soy”
- “Soy fuerte, valiente y capaz”
- “Hoy va a ser un gran día”
- “Doy gracias por tener a mi lado, a tantas personas que me quieren”
Observar y sentir a quien tengo delante: Te miro sin parar
Esta actividad la hemos practicado casi todos en algún momento de nuestra vida. Mirar al otro sin más. Es una simpleza pero esconde una gran belleza. Disfrutar de observar a alguien con tiempo para hacerlo. Mirarse dos personas para sentirse. Un niño se sienta frente a otro (o un adulto) y dedican un par de minutos a mirarse. La única norma es que no deben retirar la mirada. ¡Todo un reto!
Los padres pueden animarse, ¡es beneficioso para todos!
Ana Villaseca