Bañar a nuestro bebé tendría que ser un momento de auténtico placer, de disfrute. Un momento del día en el que podamos desconectar nuestros teléfonos, poner una música calmada y disponernos a deleitarnos con la belleza de los movimientos y gestos de un bebé cuando está sumergido en agua y se encuentra a gusto.
El bebé se ha gestado en nuestro vientre, flotando, caliente, el agua forma parte de su medio, pero es fundamental no olvidarnos de que además el espacio en el que ha estado, especialmente en el último trimestre, es un lugar estrecho, en el que con cualquier movimiento que realizaba, se encontraba con las paredes del vientre.
Un recién nacido, cuando se siente desprotegido o sobresaltado, de forma refleja realiza el reflejo del moro; extiende las piernas y los brazos abriendo las manos. Es una forma de decir por favor, que alguien me coja. Este reflejo puede despertar el llanto y el bebé pide protección, cobijo. A la hora de bañar a un bebé tenemos que tener en cuenta este reflejo instintivo y es aquí donde podemos interpretar que al bebé no le gusta el agua, cuando se pone a llorar extendiendo brazos y piernas en el momento del baño.
¿Qué opciones tenemos?
De forma general, podemos decir que existen bañeras verticales y bañeras horizontales. Cada familia elegirá aquella opción con la que se sienta más cómoda, como todo en la crianza de nuestros bebés.
Las bañeras horizontales, quizá las más conocidas, colocan al bebé de forma horizontal. En general esta posición despierta el reflejo del moro y el bebé muy pequeño puede reaccionar con el llanto. Solemos interpretar que al bebé no le gusta que le bañen. Puede ayudar que el agua cubra completamente el cuerpo del bebé y que su cabecita haga contacto con alguna de las paredes de la bañera. Estas bañeras quizá puedan ser más prácticas cuando el bebé sea un poquito más grande y pueda disfrutar del chapoteo y del juego.
Por otro lado, las bañeras verticales tienen forma de cubo, de forma que el bebé queda flotando y en posición erguida. Además, cuando quiere estirar sus bracitos o sus piernas se encuentra con las paredes de la bañera, que lo contienen.
En general, para un recién nacido las bañeras verticales podrían ser una opción excelente porque se reproducen las condiciones uterinas: Flotación, líquido caliente, inmersión y contención.
En el programa Bebé a Bordo hemos sido testigos directos del baño de Elyah, un momento verdaderamente mágico.