Para que el embarazo pueda desarrollase, el cuerpo de la mujer va sufriendo cambios mes a mes. El abdomen pierde tono muscular para que el útero pueda crecer. El suelo pélvico cada mes va recibiendo más carga, lo que puede llevar a una debilidad de sus fibras musculares. La postura va adaptándose al cambio del centro de gravedad, siendo unos de los factores de molestias articulares en la gestación.
Con el parto la mujer sufrirá contracturas musculares debido a las contracciones uterinas y el esfuerzo de los pujos en la fase de expulsión, el suelo pélvico llegará a su estiramiento máximo y sufrirá con las presiones recibidas durante el transcurso del parto.
Pasado el parto los picos hormonales típicos de la gestación volverán a su estado natural a excepción de la prolactina, la hormona responsable de la producción de la leche que en este momento llegará a su pico máximo.
En las primeras horas posteriores al parto, la mujer notará que el útero disminuye considerablemente de tamaño, sus senos se pondrán más tensos y quizá tenga molestias. Sentirá que su suelo pélvico no tiene la fuerza que tenía antes, el abdomen estará flácido y quizá sufra de dolores musculares o articulares. Debido a todo esto, es importante que en los 3 primeros días de postparto el reposo sea guardado, que evite estar de pie y que no haga esfuerzo con la finalidad de no provocar daños mayores a la musculatura de suelo pélvico. Paseos cortos como levantarse para ir al baño son recomendables para mejorar la circulación, la faja pélvica en este momento es de gran ayuda para la estabilización de las articulaciones. Se aconseja que la mujer lleve puesta la faja pélvica por una semana y se la quite solo cuando vaya a ducharse.
El suelo pélvico, la pared abdominal y la columna son las partes del cuerpo sobre las cuales la mujer debe prestar más atención en el postparto, debido a que son las partes que más cambios han sufrido con el embarazo y parto. En ese momento se recomienda una rehabilitación orientada por un profesional especializado que se enfoque en una reeducación postural, fortaleciendo la musculatura pélvica y abdominal, a fin de prevenir y tratar dolores de espalda, incontinencias, prolapso de órganos pélvicos (vejiga, útero y recto), dolor pélvico, cicatrices (cesarías y episiotomías) y cierre de la diástasis de rectos abdominales.
El ejercicio físico está recomendado después de la cuarentena, y vale la pena resaltar que no todos los ejercicios son aptos para este momento, ya que actividades como correr, saltar y hacer abdominales están contra indicados debido a la debilidad de la zona abdominal y pélvica, puesto que este tipo de ejercicios provocarán una mayor debilidad de las fibras musculares del suelo pélvico y empeorarán el cuadro de la diástasis de rectos abdominales. Así, se recomienda que la mujer busque actividades que no le generen impactos al suelo pélvico como la elíptica, ejercicios hipopresivos y la natación.
Es importante recordar que tanto en el embarazo, como en parto y postparto debe haber un seguimiento guiado por profesionales de la salud, consultándoles cualquier duda o problema que puedan surgir.
Caroline Correia – Fisoterapeuta de Bewater