¿Ha sido una pesadilla o un terror nocturno? Como madre o padre seguro que hay pocas cosas que te angustien más que escuchar a tu bebé llorar desconsolado o gritar en medio de la noche. Te levantas de golpe y por mucho que intentas calmarlo y consolarlo, sigue muy nervioso y te resulta difícil saber cómo actuar.
Aunque ambos episodios pueden ser parecidos a simple vista, entender sus diferencias pueden ayudarte a saber identificarlos y saber cómo actuar ante cada uno de ellos.
¿En qué se diferencian los terrores nocturnos de las pesadillas?
Los terrores nocturnos son más comunes en niños en la edad de 3 a 7 años y suceden en la primera mitad de la noche, cuando el niño está dormido en fase de sueño profundo (NO REM) y es difícil que se despierte. En los terrores nocturnos, el niño no recuerda lo que ha sucedido al día siguiente y aunque parezca que al estar gritando e inquieto pueda estar despierto, en realidad continúa dormido. Son episodios muy cortos que suelen durar unos minutos en los que el niño puede gritar, sudar, abrir los ojos o llorar sin consuelo y en los que es difícil calmarlo.
Sin embargo, las pesadillas pueden comenzar en niños más pequeños y suceden en la segunda mitad de la noche, cuando el sueño es mucho más activo (FASE REM) y los sueños son más intensos. En este caso, los niños que tienen pesadillas suelen recordar lo que soñaron y les causó malestar.
Resumiendo, las claves para diferenciar terrores nocturnos de pesadillas son:
- Estado de conciencia: En los terrores nocturnos, el niño sigue dormido, aunque parezca despierto (puede gritar, moverse bruscamente o incluso abrir los ojos). En una pesadilla, se despierta completamente y busca consuelo.
- Recuerdo del suceso: Los terrores nocturnos no dejan memoria en el niño al día siguiente, mientras que las pesadillas suelen ser recordadas con detalle.
- Duración y calma: Un terror nocturno puede durar varios minutos y es difícil calmar al niño. En cambio, tras una pesadilla, el niño responde rápidamente al consuelo de sus padres.
¿Cómo debo actuar ante cada situación?
Te damos 3 consejos para saber cómo actuar si tu hijo tiene terrores nocturnos o pesadillas, recuerda que estos son solo consejos y que si necesitas más ayuda puedes acudir a un especialista.
Cómo actuar si tu hijo tiene un terror nocturno:
- Quédate a su lado muy cerca e intenta calmarle con un tono de voz tranquilo y sin sujetarlo con fuerza ya que podría alterarse aún más.
- No intentes despertarlo, solo asegúrate de que el niño esté seguro donde está y que no se haga daño.
- Recuerda que no es consciente de lo que está sucediendo y por lo tanto, no recordará lo que ha pasado.
Cómo actuar si tu hijo tiene una pesadilla:
- Abrázalo, valida sus emociones y acompáñalo desde la calma.
- Quédate a su lado hasta que se sienta seguro y tranquilo de nuevo ya que en este caso está despierto y sí es consciente de lo que ha ocurrido.
- Intenta evitar que visualice imágenes o historias que puedan causarle miedos o que le asusten antes de dormir.
¿Qué puedo hacer para que mi hijo no tenga terrores nocturnos o pesadillas?
Cada niño es diferente, por lo que es importante que puedas observar cuáles son las estrategias que funcionan mejor en su caso y adaptar su rutina en función de sus necesidades. Recuerda que tu presencia y calma hacen que se sienta más seguro.
- Establece una rutina de sueño consistente: Ajusta su rutina en función a sus necesidades y evita el sobre cansancio, ya que puede influir negativamente. Puedes crear un ritual relajante antes de dormir que incluya un baño tranquilo, leer un cuento que le guste y refuerce cosas positivas y acompañarlo de una música suave.
- Reduce los estímulos todo lo posible antes de dormir y evita las pantallas: La AEP recomienda evitar totalmente la exposición antes de los 6 años.
- Crea un ambiente favorable para dormir: Cuidar un ambiente en oscuridad, temperatura adecuada y habitación libre de ruidos es importante para el descanso. Puedes dejar encendida una luz cálida (preferiblemente roja) y darle su muñeco o peluche favorito para que se sienta más seguro.
- Controla su alimentación antes de dormir: Evita una cena pesada, alimentos azucarados o procesados todo lo posible.
- Ayúdale a reducir su estrés o ansiedad: Puedes incorporar actividades como el yoga o meditaciones con respiraciones profundas antes del sueño si el niño es un poco más mayor.
Tanto los terrores nocturnos como las pesadillas forman parte del desarrollo infantil y, en la mayoría de los casos, desaparecen con el tiempo. Como padres, nuestra labor es acompañarlos con paciencia y comprensión, ayudándolos a sentirse seguros para que el descanso vuelva a ser un momento de tranquilidad en sus vidas.
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