Se acercan las vacaciones y cuando el sol comienza a darnos su calorcito, salimos más a la calle, vamos a la playa, a la montaña, al pueblo, hacemos barbacoas en casa de los amigos… En fin, que nos desplazamos más y con la llegada de un bebé a la familia, también.
¿Cual es la mejor manera? Tren, coche, avión…
Un bebé se adapta a las opciones que deciden los padres. Siempre que sea un bebé sano y esté con mamá y papá, no hay norma ninguna en cuanto a la edad en la que puede empezar a viajar; no obstante, si tienes dudas, consulta con su pediatra. Por tu parte, podrás empezar a viajar cuando te sientas con ganas y estés recuperada del parto, previa consulta a la matrona.
Si sois amantes de los viajes no lo cambiéis, simplemente adaptarlos al momento en que estáis. Como siempre, la comunicación de la pareja para valorar las opciones es vuestra mejor guía, puesto que conocéis a vuestro bebé más que nadie y sabéis si:
- Se duerme siempre que viaja
Te da pistas de que puedes viajar en el transporte que más te convenga y, teniendo en cuenta que es un/a “dormilón/a”, también puedes escoger el horario.
- Se inquieta y llora mucho
Si está en esta etapa, la opción del coche hay que pensarla muy bien, porque si ocupas el asiento del copiloto, mientras el coche esté en marcha, no podrás dar de mamar ni coger al bebé; por tanto, podrías no disfrutar del viaje y tener distracciones que no convienen. A veces, basta con viajar a horas en las que va a dormir el bebé para que viaje más a gusto.
- Si el bebé está en una etapa de muchos bracitos o tomas muy seguidas.
Escoged un transporte donde podáis encontrar el equilibrio entre sus necesidades y las vuestras, como por ejemplo el tren, porque al fin y al cabo, estamos hablando de un viaje de placer para disfrutar en familia.
Ventajas e inconvenientes de los medios de transporte
Si vas a viajar en coche, lo esencial es disponer de una silla segura para la edad de tu bebé. Además, es importante que pares cada 1:30h a estirar las piernas, sacar al bebé de la silla para que tome aire y cambie de posición. Estas pequeñas pausas ayudarán a distraer al bebé y también será bueno para su cuerpo y postura. Aprovecha para beber agua y darle la toma “aunque no le toque”, ¡Es necesario estar bien hidratados! Otra recomendación es mantener una buena ventilación, bajar las ventanillas de vez en cuando para cambiar el aire de dentro del coche es una opción adecuada.
Viajando así, puedes llevar juguetes, bebidas a mano, ir y parar donde quieras y llevar el equipaje que tú decidas o, ¡el que te quepa! Porque con un bebé a bordo llevarás muchas cosas.
El tren es una buena opción porque estaréis más libres, podréis pasear para estirar las piernas y tener más contacto con el bebé, abrazarlo y darle el pecho cuando lo necesite. ¿El problema? Las limitaciones con el equipaje, cómo cargarlo y bajarlo del tren a la vez que transportas al bebé y el espacio reducido de almacenaje que hace que tengas que escoger muy bien lo que llevas contigo. Si usas carrito tienes que saber que en algunos trenes de largo recorrido hay espacio para acoplar el cochecito, pero no siempre se goza de esa opción, con lo que será un objeto más a transportar y plegar.
El avión te permite llegar rápido a un lugar lejano y a veces es importante. En esta opción el equipaje vuelve a ser limitado y el bebé estará sentado con el adulto en el mismo asiento, lo que es una ventaja para dar de mamar y mimar cuando lo necesite, pero viajaréis en un espacio reducido. Es importante programarlo con antelación, no olvidéis que esta opción requiere de documentación también para el bebé.
Ingredientes para la receta de un buen viaje
Ten en cuenta la distancia, vuestras preferencias y necesidades, el equipaje, el espacio disponible, la seguridad… Añade una pizquita de lo que quieras y combínalo con buena intención para pasarlo bien y disfrutar juntos de la experiencia.